16.8.13

viaje místico minimalista


 
Para alcanzar la paz interior.
 
Me enviaron por mensajería un Super Nintendo con diez videojuegos, los tres primeros cartuchos de Mega Man X, el Super Castlevania IV + el Dracula X, Demon’s Crest, Donkey Kong Country, Gradius III y Axelay entre otros, así como una almohada roja, una novela de John Kennedy Toole: La conjura de los necios y tres bolsas de charritos, una botana de harina hecha en Yucatán que se adereza de preferencia con chiles jalapeños, desgraciadamente el Super Nintendo, tras varias pruebas para hacerlo funcionar, resultó una máquina sentimental obsoleta, y llegué a la conclusión de que debía madurar, de modo que lo vendí para comprarme un PlayStation 3, aunque yo más bien creciera con los juegos de 8 y 16-bit, entré en contacto rápidamente con un dealer vía internet que me vendió Journey, un título desarrollado por Thatgamecompany, cuyo personaje, sin una sola instrucción, viaja por el desierto con la única consigna de llegar a lo alto de una montaña, mientras aprende a través de diferentes secuencias herméticas cuál es el significado de su viaje, de la fuerza luminosa que lo guía y de los misteriosos personajes que lo instruyen en su recorrido, la banda sonora, a cargo de Austin Wintory, recibió varios premios, y la canción final —I Was Born For This, a cargo de Lisbeth Scott— se compone de frases tomadas de obras clásicas, desde La Eneida de Virgilio hasta los haikús de Bashō y alguna línea suelta de Juana de Arco, me la pasé jugándolo cada noche al regresar del trabajo, me aislé cada noche al regresar del trabajo, hasta la madrugada, con el volumen de la televisión apenas audible, lo terminé en un par de horas, diciéndome que Journey debería durar más, en realidad el viaje se reduce a unas cuantas escenas de inspiración arquitectónica minimalista, con arenas de tono rosáceo, crepúsculos en ciudades arcaicas, tormentas de nieve, cielos temblorosos, puentes enormes, alfombras de hilo dorado y púrpura, dragones amenazadores, cascadas etéreas y lo que suele llamarse inmersión emocional, un mood especialmente artístico, además que la dinámica es 100% intuitiva, con la opción de jugar en línea y conocer a otro personaje como tú en su propia búsqueda, con quien no hay manera de comunicarse más que a través de suaves tintineos, un poco para no sentirnos a la deriva y alcanzar a cuatro manos la paz interior.


Journey Collector’s Edition
Thatgamecompany
2012
 
 
Publicado originalmente en Origama [15.04.2013]