13.6.13

GERARDO MARTÍNEZ: Un veedor



GERARDO MARTÍNEZ: Un veedor
 
Gerardo Martínez + François Valcke gestionan la Galería Tataya en el barrio de Santa Ana, en el centro histórico de Mérida. La vocación crítica de Gerardo es bien conocida dentro del circuito artístico local, por la sinceridad de sus opiniones respecto al arte que allí se produce, y al modo en que las autoridades administran la cultura. Esta charla recupera varias de sus reflexiones.


CHRISTIAN NÚÑEZ (CN): Qué es lo que más te gusta de México.
GERARDO MARTÍNEZ (GM): Su historia, su capacidad de reencontrarse con la naturaleza y de hacer de ella un entorno. Por eso cuando voy de viaje y atravieso esas fronteras invisibles de las diferentes etnias que le habitan, veo con admiración que cada campesino, cada poblador lleva a México grabado en su piel. Sin embargo hay una cosa que no asimilo de México: su pasividad ante tanta injusticia, ante tanta agresión interna y externa. Son factores sociales y políticos que me trasmiten mucho miedo.


CN: Cómo surge tu interés por las artes.
GM: Una amiga me comentó una vez que la vida te escogía y creo que sí. Mis primeras intervenciones son en el área del reportaje y la entrevista de personalidad, que por cierto me encanta, me fueron asignadas en periódicos y en revistas, dentro de este espacio: el cultural. He recorrido todos los formatos de comunicación cultural y casi siempre me ha tocado vivir y transitar la zona de las artes. Me considero un avezado veedor de los oficios y me gusta escudriñarlos, para conocer su sabor, color, materia. Cada uno en su intención y dimensión.


CN: Háblanos de Galería Tataya, el espacio que diriges junto con François Valcke.
GM: Tataya es un concepto en perpetuo movimiento. François, que había tenido su galería en Londres durante más de veinte años, se quedó tan alucinado al descubrir la estética artística mexicana y latinoamericana que de inmediato se convenció de que tenía que abrir una galería. No le fue difícil convencerme y Tataya es una creación de ambos. El concepto de la galería es distinto de lo corriente en el sentido de que 90% de las obras nos pertenecen, lo que nos permite dar al espacio un ambiente muy personal, sui generis, y que refleja nuestros gustos y, porqué no, nuestras personalidades. Tenemos dos líneas distintas: pinturas y grabados de México y Cuba/artesanía de alta calidad. Todos los artistas con un CV impecable y en caso de los artesanos, con reconocimientos y/o premios nacionales e internacionales, igualmente con CV consumado. Los artistas son principalmente cubanos, que nacieron alrededor de la Revolución y por ende tienen una larga carrera artística, unos con trayectoria internacional impresionante. Otros artistas son mexicanos, principalmente del DF y Oaxaca. Tenemos muchos proyectos para el futuro, siempre en búsqueda de nuevos artistas, amplificar nuestra visión, lidiar con otros medios (fotografía, esculturas, etc.)


CN: Quiénes son los artistas que exhiben con ustedes.
GM: Los que luchan por una excelencia y una búsqueda de la estética. Agrega allí el amor al arte y a su expresión de Libertad.


CN: Cuáles son los criterios para elegir las piezas.
GM: Henry Ford dijo que hay 3 reglas de oro para un negocio: 1. Ubicación, 2. Ubicación, 3. Ubicación. Nuestros criterios son: 1. Calidad, 2. Calidad, 3. Calidad.


CN: Qué tan fácil es comercializarlas en el medio local.
GM: Tristemente, no contamos con mucha clientela local. Y es una tragedia. Parece que lo que valga aquí, se determina, se cuantifica por parentesco, red social, apellido. Y repito, es una desventura. La gente aquí es muy costumbrista y, por ende, estática en el sentido que no sabe (y no quiere) abrirse a otras dimensiones, realidades. Les da mucho miedo. Piensan que mirar al otro lado les va a perjudicar socialmente. Pero contamos con una numerosa clientela que vive en el extranjero y son nuestros verdaderos compradores. Ellos son quienes nos emulan a ir más "allá" y tomar riesgos, ser más exigentes con nosotros mismos. Esto ayuda muchísimo y realmente es muy estimulante. Estamos viendo algún que otro cambio de parte de mexicanos que no son yucatecos pero que ahora viven en Mérida. Por lo general son gente con criterios bastante amplios y exigentes. Cuando nos visitan, siempre hay una excelente simbiosis entre nosotros y ellos.


CN: Qué opinas del circuito artístico yucateco.
GM: Mérida es una ciudad que posee la extraña cualidad de esconder a sus buenos hijos y mostrar con orgullo a sus malos, particularmente yo no sólo les llamo malos hijos sino delincuentes de poco trapo y falsas manos. Son como payasos de un mal circo ambulante. Dejan el reguero de detritus a su paso y los que verdaderamente crean, tienen que estar a bajo perfil sólo porque los escogidos de instituciones culturales gozan del privilegio, el poder e incluyen la amenaza como una forma de vida para castigar al resto. Constante y paralelamente gobiernan.

Me pregunto asiduamente quién fue el primero que le dio apertura a esa puerta del averno y si siempre Mérida fue así de gris ante las artes. Creo que mi respuesta es no, pues en algunos momentos se ven luces muy brillantes dentro de la historia de la pintura y la escultura. Establezco, en mi punto de vista, que Mérida transita un momento mortal donde las pantomimas de señoronas que pintan flores y celebran su cumpleaños con exposiciones en rimbombantes lugares están cayendo. Lo vergonzoso es cómo los otros artistas se prestan a su macabra comedia bufa, aplaudiendo a los denominados "artistas visuales" que se acaban de comprar sólo ayer una cámara de fotografía o vídeo. Eso debe parar para que se puedan echar las bases de una verdadera administración del panorama cultural que va a lo loco y sin camino y sin establecerse con su más intima razón que es educar y formar.

Al respecto de formar, me hago para mí mismo una pregunta: ¿existen verdaderamente escuelas de Arte? Y me respondo que son simple actos fallidos con un fardo de nepóticos muertos tratando de hacer una junta de sordos con ciegos.


CN: Háblanos de tu experiencia con el cine.
GM: Mi tránsito por el cine no ha sido el más acertado, al menos en la parte práctica, pues no he contado con un proyecto sólido y, para ser franco, me da mucha molestia tener que enfrentarme con un esquema a un testarudo productor que lo único que conoce es administrar y cuidar su dinero. Trabajé en algunas producciones de Hollywood hechas en England y vi lo que era esa industria por dentro. Allí no se hace cine, se hacen salchichas visuales que nos tragamos como gigantes hot-dogs. Una producción tarda más por apagar y prender las luces del estudio que por su trabajo artístico, qué horror…

Ahora bien, en el aspecto teórico he tenido la suerte de transitar por el mundo de los libros y realizar curadurías de cine, así como programar cursos de producción libre y de escasos recursos, que espero algún día fundamentar en Mérida, la de Yucatán. Esto incluirá guión, que es la base final y perpendicular para hacer cine, de eso poseo una experiencia como dialoguista de cine y TV, me encanta.


CN: ¿Se te ocurre un top-ten de directores?
GM: El cine es un formato tan gigante y tan lleno de trabajadores y hacedores que catalogar a un grupo de directores como cabezas del mismo sería sumamente injusto con todos aquellos que están detrás de las cámaras. Prefiero hablar de escuelas y movimientos dentro del cine que me encantan, como por ejemplo el cine de la Escuela de Malmo en Suecia, de donde salió Ingmar Bergman. El cine mexicano de los años 60's y 70's, para mi punto de vista la verdadera época dorada del mismo. Todo el cine revolucionario de Argentina y Chile hecho en la clandestinidad. Los movimientos literarios del cine japonés de los 50’s y 60’s, así como su cine mudo, elaborado con una precisión de encaje fino. Son momentos sublimes de este arte específico.


CN: Cuéntanos sobre los ciclos de cine que has organizado.
GM: He organizado, junto con Aarón Rosette, sólo tres ciclos: las divas y vampiresas en el cine, capítulos I y II y el espectacular cine de David Lean, que es más que majestuoso, una cátedra de cine y que pasó por esta ciudad sin mucha gloria y con mucha pena, pues fue muy poca gente a verlo; eso sí, las personas que asistieron salían extasiadas y asombradas de ver aquella inmensidad de cinematografía. Sin embargo, mi afán ha sido libre en todo sentido, me ha faltado el tiempo para elaborar otros ciclos, con la libertad que me han otorgado. Ya vendrán otros que si se llegan a dar serán impactantes y espero no defraudar, ya que la ciudad, siempre crítica ante los pequeños detalles, me ha catalogado de poseer un gusto comercial. Al respecto, pienso que todos tienen cabida y es necesario manejar el concepto de cine en su totalidad tanto de arte como negocio.


CN: En tu opinión, ¿cuáles son las características de un gestor cultural?
GM: Un gestor cultural es un administrador y al mismo tiempo un creador. Administra espacios, tiempos y crea dimensiones. No es una profesión que se aprende por sí sola; a pesar de los intentos universitarios como una forma de cursos de posgrados, no se logra sino con la experiencia y la experticia diaria. Es el hacer y el quehacer cotidiano quienes te dan una pauta de formatos, de estructuras y de símbolos que vas armando a medida que recorres las artes y las formas culturales a las cuales te asomas. Es como mirar un abismo, sólo que poco a poco lo vas dominando. Es una carrera satisfactoria, aunque a veces es dura, como toda piedra a cincelar. Sobre todo en contextos inhóspitos donde los sectores culturales se comprometen con lo político antes que con lo social.


CN: ¿Cómo ves la constante apertura de espacios artísticos en la capital yucateca?
GM: Se abren y al mismo tiempo se cierran, no existe la constancia ni el oficio. Los espacios culturales en general sirven para alimentar egos y allí está el gran error. No son puntos de encuentro y reflexión y mucho menos de investigación. Se convierten en Catedrales del “yoísmo”. Presentan un libro y se miran sus ombligos, sin dejar opinión referente y sin dar capacidad a la crítica y a las otras voces.

Los espacios expositivos son escasos o para ponerlo en crudo: no existen. En nuestro caso, hemos tenido que combinarlo con la artesanía de autor, esa que verdaderamente sí representa a México y que desdeñosamente los seudocríticos, que abundan por el mundo, desprecian. Es penoso que lo que las manos populares hacen se trate de disminuir sólo para que las élites luzcan y sobresalgan, cuando en esencia las capacidades escultóricas en estos artistas son gigantescas. De la humildad y del trato directo con los elementos naturales se deben sacar los nuevos libros de educación.


CN: ¿Qué les falta a los artistas para proyectarse dentro de las galerías y canales de distribución comercial?
GM: Creación y acción, si no mueves tu sinergia eres árbol que no dará frutos.

CN: ¿Qué piensas de la burocracia institucional, los premios, las mafias, el que haya mucho ruido y pocas nueces?
GM: En algunas respuestas que te he dado he dejado ver mi opinión. El año 2010 fui invitado a ser jurado del Festival de Cortometraje y Vídeo de Yucatán. Para mí fue un dolor de cabeza, una lucha titánica para saber qué premiar. Los otros 2 jurados comentaron sentirse en la misma reacción. Si por mí fuera lo hubiese declarado desierto, pues el nivel era pobre y sin creación. A fin de cuentas y bajo mi responsabilidad y consideración dimos premio, a pesar de que muchos se declararon desiertos. En la entrega yo sugerí mejorar los ya elaborados. Darles fuerza y sentido cinematográfico. Creo que mi lamentado consejo no fue escuchado.

Con todo ello te quiero ilustrar que no se pueden abrir concursos si fallan las bases mismas donde se crea el mismo.

Ahora lo de las mafias es un tema que existe en todas partes del mundo, sólo que en algunas partes tienen el freno de que se administra para todos. Es un cliché y un lugar común hablar de ellas, porque de su centro útero surgen los mismos directores, gerentes que establecen pautas. El génesis es corrupto porque la mala mirada ya engendra el camino podrido.

CN: Tu polémica labor como crítico de arte siempre despierta opiniones divididas. ¿A qué se debe ese tono tan franco y directo? ¿Por qué los dardos?
GM: Nunca he tenido complejo de Robin Hood ni de Guillermo Tell, a precisar que ambas obras me encantan. Por ello es que asevero no lanzar ni dardos ni flechas, ni acoso bandidos ni pongo en duda cabezas que sostienen manzanas. Siempre he dicho, y esto lo quiero dejar muy claro, que no soy “crítico de arte”, ese es un concepto rimbombante que se puede vender por un panucho compartido y ofrecido por un "artista" local. No, no y otro no. Yo soy un investigador de las artes y sus reflejos en la vida.

Sé que cuando publico una reseña la gente entra en pánico, en convulsiones y luego en rabietas. Es un comportamiento infantilista y patético, se ve que las artes de esta ciudad crecieron sin el menor sentido de autocrítica, mucho menos de crítica. Qué pena porque es la esencia analítica de donde nace un nuevo ser, en este caso de un nuevo artista.

Mi tono franco viene de la escuela de críticos de arte en la cual me formé y, Dios, esos sí eran críticos severos. Lo que en general aquí se produce no hubiese llegado a nada frente a ellos. Es necesario aprehender y aprender de la severa crítica. Yo sólo hago reseña crítica, que es otro género de investigar y poner, a duras cuentas, la realidad de las artes en la palestra.

CN: Además de las artes, qué otras aficiones tienes.
GM: La cocina, el buen comer. Soy, y no lo niego, un buen sibarita y gourmet. Sufro por no encontrar aquí los elementos básicos de la cocina europea o asiática que me permitirían hacer fusiones y experimentos. Así también me gustan las buenas telenovelas. Adoro este género "básico" y extraño, porque de la alienación pasan a mostrarnos un teatro de horrores donde las malvadas parecen sacadas de un psiquiátrico victoriano. Creo que es un gran producto latinoamericano y nos une en todos los sentidos, porque todos los latinos llevamos dentro la ignota tristeza de Sara García y las hipócritas lágrimas de Libertad Lamarque.

CN: Qué les dirías a los artistas que tratan de insertarse en este medio.
GM: Les recomiendo que sean ellos mismos, que creen bajo sus preceptos y que no tengan miedo a romper esquemas que transgredan los existentes. Que pongan en duda la existencia y el entorno. Cuestionar y dialogar es sano y debe tomarse como base para llegar a su camino. Yo les invito a abordar, por Internet, los grandes museos del mundo, que se pueden ver en alta definición, estudiar los clásicos e integrar todo su conocimiento con otros conocimientos y artes.

CN: ¿Planes a futuro para Galería Tataya?
GM: Muchos, ya los veremos en escena.

  [Crédito de la foto: Agustín Chong]