30.9.15

salón corona_entrevista con gabriel rodríguez liceaga



Better late than never. En Junio/2014, entrevisté al escritor Gabriel Rodríguez Liceaga (Ciudad de México, 1980) en el Salón Corona de Reforma y, de regreso a Mérida [Yucatán], perdí la grabadora portátil. Un año después, reanudamos el diálogo vía e-mail.

ESCRITURA, IMAGINACIÓN Y CREATIVIDAD
Todo lo que escribe uno es autorreferencial. Así hayas vivido 15 años o 66. Creo que el vértigo del autor va más por el hecho de que, si no escribes hoy en la noche a la edad que tienes, nadie más lo hará. Ni siquiera tú. Cada línea pergeñada es única e irrepetible. Ahora bien, no necesitas humillar a tu hijo para escribir sobre un padre que humilla a su hijo, vaya. La mejor arma con que cuenta un autor es su imaginación.

Escribir no tiene nada que ver con ser creativo. ¡Cuántos autores jóvenes no lee uno en los que lo único rescatable es una imaginación desbordada! Soy de la idea de que la literatura es la madre superiora que te grita que acabó el recreo y es hora de chingarle. Escribir implica entender y jugar con las estructuras que han funcionado y funcionarán siempre. La imaginación es uno de los enemigos del escritor.


AUTORES Y OBRAS
Creo que hay que dividir a los autores en vivos y muertos. Víctor Hugo está presente en cada una de mis sonrisas. Yourcenar escribió la más grande historia de amor jamás contada. Melville está a la altura de su leyenda. Los dos rusos en quienes estamos pensando hicieron en 60 años lo que para el resto de humanidad luego de siglos sigue en ciernes. ¿Autores vivos? Del Paso. ¿Houellebecq? No estoy seguro que así se escriba pero la página final de Las partículas elementales debería interesarle a cualquier ser humano del siglo 21.

Las Bodas de Cadmo y Harmonía, de Roberto Calasso, es una chulada de libro. Suerte de reescritura de los mitos griegos. ¡No! No una reescritura. Más bien una reinterpretación a partir de valores humanos actuales. Quiero ser claro. No hay cosa más estúpida que el hecho de que la película de Troya termine con un beso entre Paris y Helena, eso es querer adecuar el mito a las directrices gringoides de Hollywood. Calasso no cae en ese error. Hay que leer a Homero, a Virgilio, a los trágicos… sin cometer ese tropiezo. Esos libros son sal idónea que impide a la literatura actual, la que uno escribe, podrirse tan rápido. 

MEDIOS DIGITALES
Formo parte de una generación de autores que se dio a conocer por internet. Ya me chingué. Veo pros y contras. Pros: hay un contacto más inmediato entre lectores y autores. Si un cuento mío es una cochinada estás a un clic de hacérmelo saber. Eso está suave. Yo veo que todos estamos muy alegres con la forma como el mundo se ha acomodado, incomodándonos. Las implicaciones a futuro de, por ejemplo, Facebook, son impredecibles y  atemorizantes.


COPYWRITING
Ser redactor publicitario es sólo un empleo medianamente noble que me ayuda a llenar la alacena y no se entromete tanto con mi labor de escritor. Es una chamba como cualquier otra, como vender llantas, apagar fuegos o, no sé, comer espada en el circo. Yo lo que quería era meter goles contundentes.

El redactor publicitario tiene que reducir en unas cuantas palabras perfectamente hiladas todas las necesidades mercadotécnicas de su marca. Esta gimnasia de la brevedad ayuda muchísimo, por ejemplo, a la hora de rematar párrafos o empezarlos, nada del otro mundo. Curiosamente hay muy pocos comerciales con diálogos, en los que ocurra una charla de 20 segundos que involucre al producto. Ojo: los copywriters cada vez se están transformando más en redactores de tuits o de posteos para redes sociales, esto es peligrosísimo porque no crea oficio, sólo necesidades inmediatas solucionadas de botepronto y sin lo que llamábamos en mis tiempos: tono y manera.

AMBIENTE CULTURAL CAPITALINO
Mi experiencia en él ha sido nula, realmente. Vaya. Todos los días alguien está presentando un libro o alguien ya se ganó un premio o alguien está leyendo sus poemas. Va a llegar el momento en el que uno se encuentre textos literarios en el cartón café del papel higiénico. Afortunadamente DF es inmenso entonces los artistas se pierden entre el resto de humanos. Hay esfuerzos fregones, La Chula Foro Móvil lleva autores y editoriales independientes a toda la ciudad en su camionetita amarilla. Editorial Antílope tiene puestos los ojos de todos encima, urge ver a qué autores publicarán una vez pasen la fase de las antologías. El taller que imparte Eusebio Ruvalcaba en el Centro de Tlalpan es una de las mejores cosas que le siguen ocurriendo a la literatura mexicana.

LENGUAJE Y NARRACIÓN
Desenlace sobre Tlalpan en día de clásico es un cuento sobre cómo me gustaría que hablaran los microbuseros. Una fallida recreación oral, me temo. Para eso Rulfo se pintaba solo. El cabrón inventó el lenguaje de los campesinos mexicanos en sólo dos libros. No sé cuáles sean los elementos básicos de un cuento, pero es preferible que se cuente algo. No le quitemos el tiempo a nuestros lectores. Hay que aspirar a la claridad y a la brevedad. Todo puede ser dicho al menos de un millón de formas distintas. Aconsejo elegir de entre ese titipuchal de opciones siempre la más sencilla. Le suplico al lector de esta entrevista que lea el cuento Un árbol, una roca, una nube de Carson McCullers y Un árbol en la noche de Capote. Eso, para empezar con la letra a.

BODY OF WORK
Mis novelas: Balas en los ojos (Ediciones B-Zeta bolsillo, 2011) es acerca de un chavo cuya madre se suicida al descubrir que es muy mala pintora, disparándose en los ojos, es humorística. El siglo de las mujeres (Ediciones B, 2012) es sobre dos chicas a las que les va de la patada en su vida diaria, culpan a sus padres ausentes y en un arranque se lanzan a buscarlos. Hipsterboy es para chavos, acerca de un chavito que descubre que es el personaje de una novela. Tengo dos libros de cuentos: Niños tristes (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2013) y Perros sin nombre [Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2012]. Al menos en cada uno hay un relato que defendería en ciertas mesas.


SALÓN CORONA
Edición de textos: Christian Núñez
Imágenes: GRL + Enrique Metinides


23.9.15

rara avis_el legado musical de björk


Desde Islandia con amor.
 

Aquí viene de nuevo.

Lo que algunos llaman el canto del cisne. En su caso, un performance. La catarsis como performance. Sexo, alma, espíritu, emoción. Si recuerdas la escena final de Dancer In The Dark—el rostro acongojado de Catherine Deneuve—y ese último grito de I can’t breath, te quedará claro que Björk se había transparentado en Selma Ježková. ¿Qué pensaría Lars von Trier ante ese aullido erosionado? ¿Ante esa muestra de vulnerabilidad y fractura?

Aquí viene de nuevo.

El dolor, el placer y sus delicados bordes. La discografía de Björk es amplia y sinuosa [9 discos de estudio] como las curvas mostradas en el video de Jóga, dirigido por Michel Gondry, o esas formas ondulantes y abstractas que insinúan cuerpos desnudos en Pagan Poetry. El cuerpo, un registro de nuestra mente agitada. La mente, un estado del alma en éxtasis. Björk, al estilo socrático, indaga sobre sí misma. Sus demonios interiores son un oráculo: te hablan al oído.

Esas voces extrañas y profundas traducen múltiples fenómenos emocionales. Hazlo ahora, escucha uno de sus álbumes clave: Homogenic. Su primera obra maestra—tras un Debut y un Post heteróclitos—enarbola un potente tracklist que funde clasicismo, elegancia y plenitud vocal. Tan importante como el OK Computer de Radiohead (ambos lanzados en 1997), este disco indica un ascenso. Los sucesores crearán una constelación.

El éxtasis minimal en Vespertine—colaboran Matmos + Zeena Parkins y, también, un coro islandés para la Vespertine World Tour—describe una atmósfera intimista, maternal y gélida. Björk en sus terrenos. La experimentación sonora se radicaliza en Medúlla, donde la voz no es ya un medio sino un fin absoluto. La veta experimental llevada hasta sus últimas consecuencias engendrará portentos espirituales: Vökuró, sobre un tema de Jórunn Viðar.

Apaga las luces. Aquí viene de nuevo.

Me gusta pensar en Björk como un teremín captando señales cósmicas. Una vez absorbidas, las emite sobre los adeptos a un tributo órfico. La veo de pie, gritando en un arranque de histeria, y más tarde, loop velocísimo, entonando una canción de cuna. La armonía de los opuestos ocurre de modo desenfadado. Where is the line?—pregunta. Me recuerda la actitud de los románticos, su deseo de liberar las furias que nos hermanan al monstruo del espejo.

Y quizá no. Tal vez únicamente su aportación a la música sea un síntoma de lo que el hombre quiso lograr en los albores del siglo 21. De su propensión a rezarle a las máquinas. En Aprender a rezar en la era de la técnicaGonçalo Tavares parte de una imagen vigorosa: un combate de boxeo entre el sonido de la oración y el de la máquina. Si oímos con atención, la islandesa transmite ese mismo ímpetu. La obsesión tecnológica y su contrapunto en deificar a la Madre Tierra:

Los sonidos de trenes/aves/barcos [I’ve Seen It All, Earth Intruders] contra el atronador efecto de los sintetizadores [Pluto, Declare Independence, Not Get].

Los murmullos a la noche cósmica, al libre albedrío [Cosmogony, Desired Constellation] versus la plegaria al microverso patológico en una carta de amor [Virus].

Durante abril de 2012, el Programa Educativo de la Gira Biophilia organizó en Argentina un taller infantil inspirado en la unión entre ciencia, música y naturaleza. Con sus proyectos, Björk abre fronteras. La del diseño de modas, también. Sería ocioso, y a la vez divertido, enumerar sus atuendos iconoclastas, conceptuales  y—dicho sea de paso—sutilmente groseros (el vestido de cisne para la gala de los Premios Oscar en 2001). Rara avis.

Mientras el mundo duerme, escuchemos Black Lake. La crítica ha reconocido ecos del Homogenic en Vulnicura, su novena placa—de la cual incluimos esta reseña. Nosotros encontramos al cisne en su apogeo. Justo cuando muere, renace. Y de qué manera: en el MoMA de Nueva York, con una retrospectiva [18.03.2012 07.06.2015]. Si mañana descubres debajo de tus párpados un polvo de cenizas, todo tendrá sentido. Björk es un volcán orgásmico.
Y vuelta a empezar.