27.10.16

¡imaginism!


Ideas animadas.

¿Alguna vez imaginaste a un mono con cuerpo de huevo en la ventana, que te perseguía por el bosque interminablemente? ¿O una perrita con un traje sastre verde, muy a gogó, despidiéndose de ti antes de irse a trabajar? ¿A un pez sirviéndote una deliciosa bebida roja en un lujoso bar de Wonderland? ¿A un caballo con alas en la habitación de tu hijo, a un dragón con cuerpo de libélula?

Cada vez que surge una idea descabellada, por muy excéntrica que parezca, Imaginism Studios la desarrolla gráficamente. Le agrega color, vida, historia y humorismo, la introduce al mundo infantil y la posiciona según el público al que vaya dirigida. De este modo ha trabajado con muy buenos clientes, en especial compañías televisivas y cinematográficas. Disney, Warner Brothers, Sony Pictures, EA Electronics, M&C Saatchi y, aunque suene raro, hasta con la Australian Red Cross. La creatividad es una fuente de experiencias inagotables. Al menos lo es para el equipo de diseñadores gráficos, ilustradores y artistas independientes que conforman Imaginism: Bobby Chiu, Kei Acedera, Stephen Silver, Jason Seiler, Thierry Lafontainte, Peter ‘Chanp’ Chan, Keith Acedera y Michael Defeo. 

Una de las creencias más arraigadas en el ambiente publicitario es que la inspiración está en todas partes (pero tiene que encontrarte trabajando), diría Picasso. De Bobby Chiu y su talento como ilustrador se tienen al menos tres versiones. La primera dice que inició su carrera profesional en Toronto a los diecisiete en Thinkway Toys, diseñando artoys de Star Wars, Disney y Warner Bros. La segunda explica que en realidad comenzó a los dos años, con una caja de crayones en los muros blancos de la casa familiar. ¿Un adelanto de su técnica? La tercera se refiere a su libertad creativa, ya que Chiu abandonó su empleo en un estudio de animación poco después de egresar del Sheridan College para “tener más control sobre mi arte”, pues quería ser independiente. Así fundó Imaginism Studios e invitó a Kei Acedera, su compañero universitario, a unírsele.

Chiu y Acedera se aliaron para diseñar los personajes de Alice in Wonderland, la cinta de Tim Burton estrenada en 2010. Entrevistado para Animated Views, un portal de noticias, reseñas y comentarios, Chui señaló: “Nosotros trabajamos muy bien juntos porque Kei ama esbozar y dibujar y yo amo pintar. Generalmente, Kei podía dibujar algo por diversión y yo podía mirar en la imagen y automáticamente, ver cómo luciría pintada. Esto me daba la necesidad de pintar sus imágenes, que es cuando venía la mayor parte de nuestras colaboraciones.”

Al equipo se unió Stephen Silver, diseñador de personajes animados que ha trabajado para los estudios Warner, en Clerks the Animated Series de Kevin Smith, Kim Possible de los estudios Disney—por la cual obtuvo en 2007 el premio de la National Cartoonists Society—y Danny Phantom de Nickelodeon. Determinación, pasión y deseo son, según él, las tres reglas que aplica en su vida, y dice que para el diseño de personajes se necesita observar mucho, dibujar desde la vida y, principalmente, conocer la historia. Títulos como Stephen Silver’s Sketchbook, en dos tomos, Passion for life y The art of SIlver destacan entre sus publicaciones impresas.

Bobby Chui cuenta que él y Acedera conocieron a Stephen Silver en la Comic Con de San Diego, la famosa convención anual de cómics. “Nosotros éramos grandes admiradores de su trabajo y amábamos sus shows—recuerda. Y desde que desarrollábamos nuestro propio show, teníamos mucho que hablar con Stephen. También éramos admiradores del trabajo de Jason Seiler mucho antes de conocerlo. Cuando creamos Schoolism.com para ayudar a los artistas alrededor del mundo a aprender de los profesionales de la industria, Stephen y Jason fueron nuestros primeros dos profesores. Después de eso, nuestra relación continuó creciendo y eventualmente, ser parte de un grupo juntos parecía como si fuera una elección natural.”

¿Alguna vez imaginaron a The White Stripes, Mick Jagger, Leonardo Di Caprio, Barack Obama, Johnny Cash, Quentin Tarantino y Edgar Allan Poe como una galería de famosos atrapados en espejos deformantes? Están en el portafolio de Jason Seiler. ¿Y a La Reina Roja, los Tweedles y el Bandersnatch de Carroll para la Alicia de Burton? Portafolio de Seiler. ¿Y a Tim Burton con dientes de conejo? Jason Seiler. Qué locura, ¿no? Imagínense el resto.



 Que le corten la cabeza.



25.10.16

un deslave islandés


De regreso al origen.

Kveikur es el séptimo álbum de estudio de Sigur Rós. Con un estilo más pesado, en el nuevo material ya no participa Kjartan Sveinsson y la táctica fue volver a cierto primitivismo contundente. Si has oído Ný batterí o Popplagið, podrás hacerte una idea de cómo suenan ahora los islandeses. Las atmósferas de Brennisteinn, Hrafntinna y Kveikur son como lascas prehistóricas. El sonido crudo entra por los tímpanos y domina la parte oscura del alma. Pero no desciende por completo a las tinieblas, pues hay canciones que se vinculan a la fase del Takk en cortes como Isjaki, Yfirbord y Stormur: tres piedritas de río radiantes.

El scatting de Jónsi está en plena forma, y persiste un gusto por la experimentación que se había suavizado demasiado en las dos placas anteriores. Quizá el encantamiento de las primeras veces que oías a Sigur Rós no vuelva: esa superficie volcánica de ruido y misticismo glacial con aires de rock progresivo pertenece a una época muy lejana. Hoy, Sigur Rós transmite la sensación de que ha calculado su rumbo. De hecho, alternar estilos en una simetría emocional conveniente les hace perder carácter. El tracklist del disco avanza del optimismo sutil al ruido mineral sin consecuencias, sin desenlaces dramáticos, sin la introspección de auténticas obras maestras como el ( ).

Kveikur representa un cambio necesario en la trayectoria de Sigur Rós. Confirma un intento de volver a los orígenes, huyendo del autoplagio en el que peligrosamente empezaban a caer. Propone una fórmula de temas no muy extensos, ni con transiciones brillantes o crescendos asombrosos. Sacrifica magnificencia por cohesión temática. Quizá a eso algunos le llamen madurar. Conceptualmente se nota un propósito definido y la excelente dirección de arte de su vídeo/single Brennisteinn lo deja claro. Fuera de eso, tal vez estemos ante un disco de transición, una bolita de nieve hacia futuros proyectos de incontenible melancolía. Esperemos. 


Ahora un trío. 



Kveikur, Sigur Rós. XL, 2013.

 

el amor según haneke


Los actos valen más que las palabras.

Drama seco, Amor (2012) desarrolla el tema de la muerte con un tratamiento similar al de anteriores filmes como La pianista (2001), El tiempo del lobo (2003) o La cinta blanca (2009), con la que Michael Haneke obtuvo su primera Palma de Oro en el Festival de Cannes. Amour gana la segunda, de forma consecutiva, además de los premios a mejor actriz, mejor actor y mejor director. Su narrativa es ágil y humorística antes del accidente de Anne (Emanuelle Riva), cuyo esposo, Georges (Jean-Louis Trintignant), es el primero en darse cuenta de que sufrirá un infarto. Anne sale del hospital con medio cuerpo paralizado y, a partir de ese momento, la disección fría del Haneke habitual cobra fuerza. El matrimonio decide enfrentarse a las circunstancias eludiendo al máximo la autocompasión, y ante la promesa de Georges de no volver a llevarla a la clínica por ningún motivo, Anne se va deteriorando a una velocidad regular y trágica. La hija, Eva (Isabelle Huppert), desesperada y al mismo tiempo impasible, tratará de hacer algo, inútilmente. Hasta ahí lo anecdótico.

Haneke hace elipsis. Abre con una secuencia típica de su filmografía (los bomberos entran a la casa de los ancianos y descubren el cuerpo de Anne sobre la cama) y después se vale de un rewind. La síntesis mueve el barco. Los elementos de tensión suceden en la cotidianidad y fracturan el aparente bienestar de los octogenarios. La mayor parte de los hechos transcurre en el interior de su departamento y, nuevamente, el factor musical está presente. Schubert y su Improptu, las Bagatelles de Beethoven. El descenso a la desgracia. La crítica a la burguesía. Pero ahora, con una peculiaridad: por primera vez el director inserta diálogos y los protagonistas comunican gestos y situaciones de inmensa ternura. Lo cual inteligentemente hace más dolorosa la espera. Sin embargo la lealtad con la que Georges cumple la voluntad de su esposa es inquebrantable; ni siquiera Eva logra pasar por encima. Nadie saldrá de la casa después del infarto. Y en tanto llega el fin, lo que antes causaba risa, con los gritos de Anne se transforma en algo espeluznante. El sufrimiento, la soledad, incluso la aparición de una paloma.

El libro de Corintios dice que «el amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta», pero en Amor los actos valen más que las palabras. Georges le cuenta a su mujer cómo, durante el funeral de un amigo, alguien lleva una grabadora y reproduce Yesterday de los Beatles, inesperadamente, ante la risa de los deudos. Diálogos como ése van apuntalando el miedo del marido y, de forma programática, el verdadero propósito de la historia se hace presente. Eva sufre porque su madre está irreconocible, Georges despide a una enfermera, sella con cinta el marco de las puertas y, debajo de la membrana de aparente suavidad, Haneke provoca que nos falte el oxígeno. El círculo se cierra con una lógica referencia a El séptimo continente (1989) y, al abandonar la sala, queda claro que para desestabilizar a los espectadores no hacen falta monstruos. Basta uno o dos golpes emocionales bien aplicados y, después, eliminar el clímax. Hacer como si no pasara nada. Eso obliga a pensar, a darle vueltas a las cosas, produce un efecto a largo plazo indeleble, como la simple espera de unos resultados médicos.


Lo que hacemos por otra persona es más importante que lo que sentimos por ella. Michael Haneke

Amor, Michael Haneke. Golem, 2012.

lo profundo


Sumérgete en estos autores. 
 

Señala David Lynch en Atrapa el pez dorado, su libro sobre las ideas creativas y la meditación, que para atrapar los mejores peces debemos sumergirnos a las aguas de mayor profundidad. “En las profundidades, los peces son más poderosos y puros. Son enormes y abstractos. Y muy bellos.” Basta recordar 2-3 escenas de su filmografía para darnos cuenta que su método es de una efectividad innegable. Esto me recuerda particularmente, per negationem, el relato de Patrick Süskind sobre una estudiante de artes que carecía de profundidad [La atracción de la profundidad, contenido en Un combate y otros relatos] y se la pasa buscándola por doquier, hasta que por fin se arroja desde una torre. En general, carecer de profundidad implica no sólo el riesgo de volvernos inocuos, sino aburridos y superficiales. Quizá un lujo demasiado caro que los artistas rehúyen sistemáticamente.

Hay varias maneras de conseguir hondura narrativa. Autores como A. M. Homes, por ejemplo, son de un tipo psicologista y fáctico al mismo tiempo, y suelen escribir con recursos cinematográficos. En todo caso, su cine consistiría en una buena mezcla de thriller, suspenso y humor negro. Como en Georgica, un relato incluido en el volumen Cosas que debes saber, en el que una chica se dedica a recolectar condones usados a la orilla del mar. Homes tiene un talento fuera de serie para construir atmósferas en las que lo familiar se vuelve monstruoso, y retrata a la sociedad norteamericana sin eufemismos. Basta decir que su novela El fin de Alice ha sido considerada una mezcla de Lolita y El silencio de los inocentes. Averigüen por qué.


Otro autor interesante a la hora de recrear situaciones incómodas es Peter Stamm. En la laguna de hielo y Lluvia de hielo [el segundo da nombre al libro en el que se incluyen ambos relatos] moldean el drama a fuerza de contención, y remiten por su elegante tratamiento de la miseria humana a directores como Michael Haneke y al Camus de El extranjero. Stamm nos sirve un par de platos fríos, el primero sobre un suicidio amoroso y el segundo acerca de los últimos días de una mujer tuberculosa en su habitación de hospital. Sorprende que con elementos tan austeros se puedan lograr esos matices. Pero los peces de las profundidades son así. Raros y absolutamente insólitos.


Y hablando de peces profundos, esta breve reflexión quedaría incompleta sin Salón de belleza, de Mario Bellatin, una novela depurada con gran dominio técnico. El narrador, hábil con las elipsis, entreteje la transformación de su salón de belleza en un moridero para enfermos terminales de sida con el comportamiento y los hábitos de los peces que compra para decorar sus interiores. Estructurada mediante fragmentos, la trama mínima consigue atraparnos para leerla en una sola sesión. Y eso es ya demasiado.
 
Atrapa el pez dorado
David Lynch
Mondadori, 2007

Un combate y otros relatos
Patrick Süskind
Seix Barral, 1996

Cosas que debes saber
A. M. Homes
Anagrama, 2005

Lluvia de hielo
Peter Stamm
Acantilado Editorial, 2002

Salón de belleza
Mario Bellatin
Tusquets, 2000


17.10.16

joan duran_captions from hurricane zone



aterrizamos en MID51, centro operativo de joan duran, para charlar sobre su nuevo libro editado en CHINA
 
para los chinos la computadora es algo atrasado, neandertal. tenemos fotos en el metro de BEIJING, donde todos están con su puto celular. ni te miran. uno está dormido con el teléfono en la mano, la otra está mirando a la nada. tomamos 45 mil fotos en números redondos, entre MOI MOI y yo.  

hace unos días, por cierto, se publicó un artículo—síntesis de una larga conversación sobre el libro y la exposición—en una página web china que chulea un promedio diario de cien millones de clics. el dueño de la editorial es además un artista/calígrafo/escritor y está involucrado en el mundo del cine-arte, pero finalmente quiere ser un empresario. el artista ya no existe hoy en CHINA. yo se los dije.

en MID51 accedimos a participar dentro de la muestra CONTEMPORAL como un acto filantrópico de CRUZ ROJA. el día de la inauguración en el OLIMPO, mucha gente me preguntó bueno y tú qué haces aquí, ¿no eres ese cabrón que nunca interviene en nada que no sean sus propios proyectos? digo, bueno, ¿y? normas propias—tú mismo las cambias.  

por eso tuvimos una participación—la más pequeña de todas—que, para mí, es el acto más importante, el más fuerte, el de más impacto dentro de la sociedad y el de mayor relevancia internacional. a no ser que todos sean unos sordomudos y ciegos.






la existencia del arte, en el fondo, tiene mérito no por el número de exposiciones o de libros que editas tú o te editan, ni por cuántas páginas webs tienes, o cuántos millones o docenas de entradas, sino por cuántos cientos, miles o millones de personas conectan al ver, escuchar y sensibilizarse con las ondas que emites.

y al conectar, ocurre el  arte. no la chorrada que puede hacer un niño o una niña de la ESAY o de la UADY o de la mejor escuela de BOSTON, NEW YORK, CINCINNATI o BEIJING en su mini maratón a su diploma. el arte ocurre en ese momento cuando el espectador intencional o casual capta, mastica o aspira con un popote, directo al intestino y a su cerebro.  

yo no fui a WOODSTOCK, y qué bien que no fui. con ese despelote de lluvia, lodo, cogedera, alcohol, pot, ruido y toda esa vaina. y he conocido mucha gente que es producto de esa generación y son enfermos hasta el sol de hoy. idiotizados, como aquellos seguidores de FORREST GUMP.  

se quedaron estupidizados en su manera de pensar, de vestir, de cortarse el pelo. eso de coger en el fucking lodo, bajo la lluvia, tiritando y demás chingaderas. no me jodas. son actos que demeritan el progreso y la fineza del desarrollo intelectual. no te rías, cabrón.  







el editor del libro chino me dijo: antes vendía 200 libros al día, ahora vendo 16 mil al mes. y la gente me los compra todos por WECHAT. ni sé quiénes son. solo ponen la orden, pagan, y se los mando. la mitad de ellos compran ejemplares para colocarlos en los libreros de sus casas. y los compran por metro.

hay muchísima gente en CHINA que tiene exceso de lana, juniors que se meten en apartamentos de millones y les queda dinero para comprar libros auténticos y buenos, sin saber, por metro lineal. el nuevo riquito de BEIJING acondiciona su piso millonario con libros que, seguramente, jamás leerá. ¿ves?, ya somos 2.  

y aquí está la moraleja de la historia, la parte filosófica. aunque la gente deje de leer, el libro, como objeto, se sigue vendiendo. es el símbolo de la cultura, aunque no consumas cultura. vale verga si lo lees o no: el libro no se va a poder matar nunca.  

es como el sexo. tú ahora pagas para que una tipa te la esté mamando por el monitor, con una cámara. pero la gente que tiene un poco de sensatez prefiere cogerse al torito o a la vaquita en vivo, no por internet, ¿me entiendes? el libro, aunque sea como decoración o símbolo de que no eres bruto, continuará.  





 
en junio del año pasado me invitaron para que escribiera un libro sobre mi puta vida. el clic del asunto era juntar vivencias generadoras de excitación mental. empecé a escribir 300 historias, y se las mandé al canguro—que conociste hace 5 años como JAMES pero ahora se autollama TRISTAN—a TAIWAN para que lo redujera sin piedad alguna y sin consultármelo.  

aún así, demasiado largo. y entonces le fui diciendo: corta, corta, corta. finalmente, el libro quedó con 256 páginas. el diseño gráfico parece una cosa de guerra, de mensajes secretos a los espías detrás del muro de BERLIN. es indescifrable, incluso para mí. el director de la editorial, revisando página por página en su iMac días antes de entregar el doc final a la imprenta, nos solicitó identificar cada imagen. rotundo no. not negotiable, my friend.

quería que fuera como un manual de espionaje o de combate. para qué te voy a enseñar quién soy. ¿para que me zampes una verga de acero inoxidable hecha en CHINA? son doce capítulos, que les llamamos chispas [sparks], y al final se incluyen un par de hojas rayadas como de cuaderno para que escribas.

descíframe tú eso, porque no se puede.



IMÁGENES: MID 51


14.10.16

expresionismo alemán_ideas radicales


A principios del siglo XX, el expresionismo alemán revirtió los valores de belleza clásica en una Europa de clima bélico y nihilista. Revisamos sus conceptos.

Nos ahogamos en ciertas imágenes. Nos aturde su claridad anticipadora. Fungen como presagios. La intuición pura de un instante proyecta la escena de un destino atroz. En ella, puede verse cautivo un siglo completo. El 3 de enero de 1889, Nietzsche abraza un caballo y abandona la cordura. Y no solo él. Freud publica La interpretación de los sueños en noviembre de 1899 y el subconsciente promueve una guerra mundial. Hacia 1893, cuando Edvard Munch pinta El grito a modo de exorcismo, la escena artística europea ya ha dejado atrás el canon de belleza clásico. No pasará mucho tiempo para que los integrantes del expresionismo alemán reciban el calificativo de artistas degenerados.

¿Pero en qué consiste esa degeneración? ¿Dónde se origina su actitud crítica contra el status quo? El irracionalismo nietzscheano es un poderoso detonante. Pero no debemos creer que todo inicia con el eterno retorno. Hay ideas previas, un esfuerzo a veces cínico de representar los túneles de la razón, de manifestar simpatía por el mito fáustico y los claroscuros góticos del alma. Y esto va más allá del rechazo al naturalismo y la oposición al modelo positivista de la realidad. El expresionismo formula una ética: si la realidad es deprimente, si abrazamos el caballo de la catástrofe, si nuestro espíritu bélico ha llegado demasiado lejos, entonces nuestro arte será monstruoso. Es una cuestión de principios.

En este sentido, la rebelión del expresionismo radica en combinar lo subjetivo y lo grotesco, que ahora hacen su entrada en escena con las montañas de cadáveres y ríos de putrefacción. Si antes de la Gran Guerra hubo un rechazo al realismo, y después una reformulación estética en la Nueva Objetividad, esto obedece a un mismo fenómeno: la representación de los infiernos debía cambiar, porque el hombre era también monstruoso por dentro. El nazismo, al mirarse en el espejo, descubriría una dualidad terrorífica. Sobre la naturaleza de estos monstruos—físicos y morales—, el cine de la época nos brinda lecciones maestras. Los hombres son autómatas que se destruyen a sí mismos. Y Nosferatu sonríe.

En las imágenes actuales para representar el mundo, parece haber un déjà vu matemático. El pronóstico del tiempo sigue siendo nublado y lluvioso, con posibilidades de tormenta inminente. La vigencia de artistas como Otto Dix no solo es precisa como un bisturí, sino angustiante y certera. Nuestros caligaris mediáticos controlan metrópolis donde la locura y la violencia intercambian mensajes instantáneos. Lo claustrofóbico se impone a gran escala. Las cruzadas terroristas engendran desastres globales. Un sueño que persiguió a Dix durante años era el de encontrarse perdido, bajo tierra, cavando túneles de forma infinita. Ciertas parábolas son, desde su génesis, una advertencia para la humanidad.

Publicado originalmente en FAHRENHEITº Urban n12 [13.10.2016]