31.12.16

legado de moonspell

 
Y seguí la cronología de la extinción y del infierno.
Thomas Bernhard, El aliento

Memento mori

Todos tenemos una hermana muerta contemplando el vacío. Extinct, undécimo álbum de estudio de Moonspell, fue lanzado en marzo de 2015, con una espectacular portada de Seth Siro Anton, quien repite colaboración tras el doble Alpha Noir/Omega White de 2012. La diabólica figura femenina me proyectó mentalmente a Thanatomorphose, primer largometraje de Éric Falardeau [una mujer se pudre a pasos agigantados, en completo aislamiento, mientras la grieta de su habitación se torna simbólicamente oscura; no es un filme conversacional, exige estómagos entrenados].

Si en el anterior material Moonspell establecía una división cartesiana entre temas densos/ominosos y piezas de un carácter melódico/estilizado, Extinct opta por una vía intermedia, muy aristotélica, con ruido bien producido y voces guturales, riffs vigorosos, orquestación exótica de tintes orientales y estructuras más accesibles. Lo cual no significa que sea una placa menor, de fácil digestión. Un rasgo que caracteriza el talento de los metaleros lusos es que cada nueva entrega exige una energía emocional específica. Como la advertencia de la Divina Comedia:  Lasciate ogni speranza voi che entrate.

Conectad los audífonos.


Mutación y disonancia

Fernando Ribeiro, líder de la agrupación y una de las mentes más afiladas del escenario gótico, es poseedor de un instinto impredecible. Moonspell no solo brinda posibilidades sonoras infinitas, sino un sentido del riesgo y la mutación intachables [véase la alineación en Internet]. A sus primeros trabajos—del territorial Wolfheart (1995) al melódico Sin/Pecado (1998), transitando por la pureza instintiva del Irreligious (1996)—le seguirá The Butterfly Effect (1999), perla incomprendida de sonido experimental y sintetizadores vehementes, inspirada en la transición al nuevo milenio.

En el intersticio, sobresale el EP 2econd Skin de 1997, “una manera de representar la metamorfosis de la banda”, según Ribeiro.

Darkness And Hope (2001) deja eso atrás y vuelve a la carga con un repertorio bastante homogéneo, que les permitió llegar a nuevas audiencias, reconfigurarse. Abundan temas deliciosamente oscuros cuyo propósito parece no ser otro que acelerar nuestras pulsaciones cardíacas—el homónimo que abre el telón de terciopelo rojo, la galopante Firewalking y la surrealista/progresiva Than The Serpents In My Hands. Como curiosidad melómana, la edición especial del álbum nos regala tres covers: Os Senhores Da Guerra (Madredeus), Mr. Crowley (Ozzy Osbourne) y Love Will Tear Us Apart (Joy Division).

Moonspell ha erigido su templo de adoración a punta de black metal, death metal, gótico y elementos épicos. «A partir de ahí comenzamos a experimentar—explica Ribeiro. Sin embargo no tengo una etiqueta apropiada para Moonspell a pesar de conocer perfectamente nuestras influencias. Hay gente que nos denomina moon metal o vampire metal [risas]. Me agrada el apelativo dark metal porque es simple y es lo que es. No me simpatiza gothic metal porqué se te viene a la cabeza una chica cantando con unos tipos con guitarras pesadas detrás.»


Raíces y cenizas

Una valoración de conjunto exige cierto tipo de afirmaciones clínicas. Ninguna muerte es idéntica a otra. Los modos particulares de la agonía resultan inagotables. Precisamente, The Antidote (2003) mide victorias y sacrificios. La voz de Ribeiro, de insustituible gravedad melódica, transita por una madurez radiante. Aunque el resultado es irregular, el sexto álbum de la banda se inspira en un libro del escritor portugués José Luís Peixoto, y finaliza el contrato con Century Media. Así, el sencillo Everything Invaded se convierte en el estandarte sonoro de la sexta etapa. Vida, muerte, resurrección—los ciclos se renuevan.

En cuanto a los detalles técnicos, tanto Darkness And Hope como The Antidote fueron producidos por el finlandés Hiili Hiilesmaa. Comparten genética, savia nocturna. A partir de Memorial (2006), regresa Waldemar Sorychta, pieza clave de los tres primeros discos. Moonspell ha firmado con la alemana SPV y obtiene ese mismo año el premio a la Mejor Banda Portuguesa en los MTV Europe Music Awards. Un disco que reclama sus raíces. Las voces desgarradas, alternándose con transiciones instrumentales, engendran atmósferas tan destructivas como tentadoras—In Memoriam, Sons Of Earth, Proliferation, Mare Nostrum.

Ribeiro: “Nos fuimos a donde nos dieron mejores condiciones, mejores perspectivas, y SPV fue el sello que más creía en nosotros.”

The Great Silver Eye, recopilación de 2007, pone punto final con Century Media y ordena cronológicamente el legado de Moonspell. La selección puede apreciarse como un centro gravitatorio del metal portugués. Para 2007, llega una sorpresiva revisión de Under Satanæ, primer demo atronador que maquetaran en sus orígenes. Fulgores de folk y black metal contaminan la frecuencia sonora, de tono arabesco, y ponen sobre la mesa las cartas que Ribeiro jugaba desde el principio. La producción de Tue Madsen pule el diamante de los primeros tiempos, antes que el lobo fuera inmortal.

Madsen también se encarga de supervisar Night Eternal (2008), novena placa del clan licántropo. Una mezcla de furia y belleza, según Ribeiro. A propósito de su éxito, el cantante señalaría: “fue un álbum que hicimos rapidísimo, y funcionó muy bien trabajar bajo presión, y trabajar más con el reloj sonando.” En Scorpion Flower, la colaboración de Anneke van Giersbergen, ex vocalista de The Gathering, introduce un dramatismo brillante, lo mismo que el coro en First Light. Death metal nocturno y poderoso como un cine abandonado a causa de un incendio. Los demonios aletean, repiten: Ashes to ashes, dust to dust.


Apocalipsis al piano

Editado bajo el sello Napalm bajo la producción del reincidente Madsen, Alpha Noir/Omega White expresa una dualidad equívoca. En la primera parte, los registros vocales/volcánicos de Fernando estallan. Escuchamos growls a diestra y siniestra, riffs viscerales, invocaciones dementes. Axis Mundi, Lickanthrope, Versus ponen mucha carne en el asador. Y de pronto, una inesperada vuelta de tuerca. El segundo álbum, melódico y atmosférico, maniobra de forma contraria. La energía fluye menos ominosa. Algunas piezas no encajan del todo. Fireseason, Herodisiac, A Greater Darkness podrían ser las mejores. El resto genera dudas.

Extinct hace reset por enésima ocasión y consigue valiosos acordes. Moonspell reflexiona sobre la desaparición de la materia orgánica, la especie humana y los compañeros caídos adoptando un arsenal renovado. Breathe (Until We Are No More), la canción homónima, Medusalem, The Last Of Us, The Future Is Dark y La Baphomette (epílogo en francés que se desmarca de otros prodigios que han grabado hasta el momento) nos empujan el rostro contra la muerte para verla de cerca, saludarla con gusto, darle un beso: fornicarla. La lección de Beckett—Hay que seguir, no hay cómo seguir, voy a seguir—se transforma en un mantra eterno.

Moonspell debería musicalizar todos los funerales.




 
DISCOGRAFÍA
Wolfheart (1995). Century Media Records.
Irreligious (1996). Century Media Records.
Sin/Pecado (1998). Century Media Records.
The Butterfly Effect (1999). Century Media Records.
Darkness And Hope (2001). Century Media Records.
The Antidote (2003). Century Media Records.
Memorial (2006). Steamhammer Records.
The Great Silver Eye (2007). Century Media Records. [Recopilación]
Under Satanæ (2007). Steamhammer Records.
Night Eternal (2008). Steamhammer Records.
Alpha Noir/Omega White (2012). Napalm Records.
Extinct (2015). Napalm Records.