31.3.17

j. g. ballard_running wild



Habiéndoseles negado toda autoexpresión, y hasta los impulsos más caprichosos que los padres aminoraban con su infinita paciencia, los hijos se vieron atrapados dentro de una interminable ronda de actividades dignas de elogio; en ningún lugar del mundo se prodigaban los elogios y motivaciones con más generosidad que en la aldea Pangbourne, fueran merecidos o no. En conjunto, los muchachos existían en un estado muy parecido a la privación sensorial.

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Uno no siente simpatía hacia Manson y los demás, puesto que para ellos existía una alternativa, pero para los muchachos de Pangbourne no la había. Incapaces de expresar sus propias emociones o de responder ante las emociones de las personas que los rodeaban y sofocados bajo un manto de elogios e incentivos, estaban atrapados para siempre dentro de un universo perfecto. En una sociedad totalmente cuerda, la locura constituye la única libertad.