15.5.17

alien covenant_la tragedia del origen

 
Ridley Scott amplía el universo de la franquicia con un relato de horror cosmogónico.
 
Tras una larga espera, no de días sino meses, me fui a sentar en una banca del parque antes de entrar a la sala de cine. Estuve jugando una hora y poco más el nuevo título de Zelda, Breath Of The Wild, y viéndolo en retrospectiva, quizá debí quedarme para avanzarlo. Porque Alien: Covenant no es, ni de cerca, la mejor historia de la saga. Me explico. Hace unos cinco años, después de asistir a una esperpéntica jornada de integración laboral, tras el almuerzo y varias cervezas me fui a ver Prometheus, también dirigida por Ridley Scott. No sé si fue el efecto del alcohol, la sensación de estar cerrando un ciclo [me mudaría de ciudad poco tiempo después] o simplemente las escenas majestuosas de paisajes cinemáticos—quizá todo terminó por fusionarse—, pero la película me pareció deslumbrante. Y reactivó mi pasión por los xenomorfos. En aquel entonces andaba leyendo sobre historia de las religiones y encontré paralelismos entre esa precuela y las aportaciones de Mircea Eliade sobre los mitos uranos.

Covenant retoma el hilo argumental del origen—tan viejo como el Popol Vuh—, pero lo hace de manera confusa y enrevesada. Este puente que une la génesis del ser humano con la extinción de los arquitectos extraterrestres no tiene coherencia, y curiosamente tampoco explica gran cosa. Abre dudas, muchísimas, lo cual sirve de pretexto para futuras subtramas. Quizá el error estuvo en querer fusionar ambos caminos. Prometheus se cuestiona el origen del hombre y su posición en el cosmos. Lo hace de forma honesta, guardando las convenciones de la ciencia ficción y presentándonos un relato profundo, aderezado por un ambiente clínico espacial bien logrado. Además introduce la figura de David, el androide interpretado por Michael Fassbender. Covenant magnifica el protagonismo del actor. A través de una vuelta de tuerca eficaz y muy astuta lo convierte en juez y parte de los hechos. No voy a dar detalles, pues francamente la historia se sostiene con pinzas, y David [y Walter, un modelo más avanzado] se encarga de sostenerlas. Lo que vas a ver tiene cierta lógica, pero…




Tampoco resulta del todo claro cómo desaparece la Dra. Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) y entiendo que habrá un filme intermedio para explicarnos qué ocurrió en el camino. Por lo demás, la Covenant transporta una nueva tripulación dispuesta a establecerse/multiplicarse en Origae-6, hasta que un incidente desvía su atención rumbo a un planeta en apariencia inofensivo. Lo que despierta recelo—y hace pensar en un McGuffin—es que no hay una relación causa-efecto sólida que vincule las desventuras de la Prometheus con el destino atroz de la nueva nave colonizadora. Funcionan como dos radiografías yuxtapuestas en un argumento casi de serie televisiva. Entre Daniels (Katherine Waterston) y la teniente Ripley hay un vínculo especial, que se irá revelando en futuras entregas. Lo mismo pasa con David y Walter, dos androides unidos por la ambición espacial de Weyland-Yutani. El apartado sonoro tiene virtudes acústicas y atmosféricas de gran calibre [2001: Odisea del Espacio gotea por los pasillos metálicos]. Y los curiosos pueden oír Nature Boy, el maravilloso cover de Aurora incluido en el OST.

Hay que ver Alien: Covenant como un intento por ampliar el universo de la franquicia y construir un relato cosmogónico de resonancias filosóficas. El fantasma de Nietzsche baila en círculos. Muchos diálogos van de las descripciones circunstanciales al ámbito metafísico, con obvias intenciones de señalarnos la profundidad de la búsqueda y el sentido de la tribu. Hay misticismo alienígena, coqueteos con civilizaciones galácticas y una escena de sexo en la regadera plenamente codificada. Además de los xenomorfos, conocerás al neomorfo y podrás ver en acción al Sargento Lope, interpretado por el actor mexicano Demián Bichir. Otro detalle no menos valioso es la reflexión sobre la existencia y el compás evolutivo de la naturaleza que persiste a lo largo del trayecto. Vida, muerte y resurrección son la tríada que articula el viaje del pacto, ya de por sí cargado de resonancias bíblicas—lo mismo que Breath Of The Wild. Como en un videojuego, durante los momentos de acción me sentí frente a un título lleno de violencia, disparos en la oscuridad y templos antiguos. Con la diferencia de que no podía defenderme. Reaccionar.

Pregunta (no tan) ociosa: ¿Qué pensaría Giger de Sir Ridley Scott y su secuela de la precuela? O mejor: Si la saga Alien está creciendo en amplitud y pretensiones, en un movimiento de flashback que pone al ser humano como el mayor peligro del cosmos, ¿qué pensaría Lovecraft? ¿O Darwin? Ciertas dudas flotan en el aire.

 
RUN

Alien: Covenant
Riddley Scott
20th Century Fox + Scott Free Productions + Brandywine Productions