21.11.17

super mario odyssey_fantastic voyage



Revisamos las aventuras del plomero cosmopolita en el Nintendo Switch. 

Ligerito, ligerito
La odisea del plomero dura lo suficiente, aunque no demasiado. Sobra decir que se trata de un título de excelente factura: gráficamente luce maravilloso en mundo abierto, y cada región te causará impresiones distintas.  Tal vez algún déjà vu. La música te envuelve y los paisajes cobran vida, literalmente, cuando te apropias o capturas a ciertos enemigos exclusivos del hábitat (momentos épicos: el dinosaurio). Sin embargo, la estética es la de un videoclip millennial. Segmentos breves, mucha ambientación cool, sorpresas que parecen gags a viejas iteraciones, y un espíritu de reciclaje bien elaborado. Pastiche, no obstante.


Un título fácil
Exacto, me pregunto lo mismo: ¿por qué? La curva de dificultad plantea el desafío del control y precisión en saltos, movimientos y estrategias. Sin embargo, en términos generales, los retos son extrañamente sencillos. Algunas partidas más, algunas menos, y tendrás dominio de un Mario ágil, versátil y mutable según los accidentes geográficos que requieran tu habilidad y los personajes que adoptes. La dinámica consiste en acumular energilunas, y hallarlas no llevará demasiado tiempo. Sentí que la odisea oscilaba entre guiños a Yoshi’s Woolly World y el viejo Super Mario Bros. cuando atraviesas segmentos en 2D.


Plataformas exquisitas
Si algo habría que destacar de Mario es que Nintendo lo ha llevado tan lejos como ha querido. El diseño de plataformas en Super Mario Odyssey luce muy elaborado, elegante y funcional. Atravesarás pinturas para dar saltos espacio-temporales, te involucrarás en carreras de osos polares a la Mario Kart, celebrarás un concierto en New Donk City mientras homenajeas al Donkey Kong ochentero, caminarás sobre la luna. Los recursos varían y son tan flexibles como tu inseparable Cappy. Cada escenario integra secciones que ocultan tesoros, zonas inhóspitas y tubos verdes. Cru-cru-cru.




Trajes personalizados
A medida que viajes, visitarás tiendas que ofrecen souvenirs para que tu aventura se adapte al entorno. Prácticamente hay un Mario para cada reino, y también una versión vintage para quienes quieran caracterizarlo de Dr. Mario, Super Mario Maker, Super Mario 64 y demás fetiches. Si bien esta característica obedece a elementos cosméticos, en ocasiones el traje adecuado te abrirá la puerta hacia rutas inaccesibles. El sistema de acumulación de monedas amarillas y moradas plantea una economía perfecta dentro del juego. En un mundo globalizado, los trajes valen cada peso invertido.
 
Estrategia de marketing
El aparato mercadológico para vender Super Mario Odissey no es mera casualidad. Lo puedes observar en las campañas previas al lanzamiento. Hubo una segmentación minuciosa y hasta diabólica. Nintendo apeló nuevamente a la estrategia del océano azul. Abrir nuevos mercados: la formula de su reinvención. No hay mejor ejemplo que el Switch, considerado el dispositivo del año por Time Magazine. Tras el fracaso comercial del Wii U, Mario nos dice algo clarísimo: Estoy en todos lados, soy el número uno. Y si me apetece, le guiño un ojo al iphone X. Nintendo puede hacerlo.
 
¿GOTY?
Quizás, pero no por encima de Breath Of The Wild, la verdadera joya de la corona. Hay otras maravillas en el mapa, como Nier: Automata, que en cuanto a madurez, profundidad y narrativa merece especial atención, y le da nuevos aires a la industria. Nintendo apuesta en Super Mario Odyssey por un lavado de cara conveniente para su franquicia más asidua. Eso conlleva sacrificios que a muchos dejarán con una sensación de viaje mágico/místico ridículamente corto. Uno podría seguir gastando más horas en las misiones secundarias. O tomarse muchas fotos. Aun así, la odisea termina muy rápido.