5.2.18

cinema introspectivo



Desde su butaca en la ceremonia de los Premios Ariel, un escritor nominado como guionista desmantela el cine mexicano.


Here in my place and time
And here in my own skin I can finally begin
Let the century pass me by, standing under the night sky
Tomorrow means nothing

Arcade Fire, Deep Blue


1. Recibí un sobre amarillo con cuatro ejemplares envueltos en el plástico de la novedad prenavideña. Leí DDDParaexicana contemporCeremonia, de Daniel Espartaco Sánchez, durante la última semana de 2017. Entre abrazos intergeneracionales y ritos melancólicos, la novela resultó ser amena, reflexiva y muy ad hoc al roído ambiente familiar. La prosa está construida con precisión. Decir mucho con poco—es un libro de 77 páginas—se vuelve indispensable. Si algo destaca en el texto es la sensación de cercanía. El ángulo desde el cual se narra la historia genera otro tipo de familiaridad: Daniel no esconde bajo la mesa sus preocupaciones. Habla por medio de un personaje cuya novela ha sido adaptada al cine. Y, a la espera de un premio Ariel en el Palacio de Bellas Artes, diserta en flashback sobre los motivos que lo llevaron a ese punto. De paso, configura un cinema introspectivo.

2. La trama se construye como ciertos cómics de Marvel que empezaron a publicarse en la década de 1970. La serie What If?... postulaba precisamente un futuro alterno al que ya conocíamos. ¿Qué tal si Wolverine hubiera matado a Hulk? ¿O si alguien más, aparte de Spiderman, hubiera sido mordido por una araña radiactiva? Nuevas posibilidades para insólitos argumentos. Daniel también se hace preguntas, y urde una trama desde el centro hasta los bordes, recorriendo el estado de la literatura mexicana emergente. ¿Y si hubiera adaptado esa novela al cine? ¿Y si hubiera tenido éxito? ¿Tanto como para recibir un Ariel? El protagonista crea su propio theatrum mundi, donde vemos desfilar a novias ecologistas, actores de talla internacional pero dudosa inteligencia, editores de multinacionales cósmicas, e incluso un oblicuo Hombre de la Caja de Leche, trasunto de una película de la infancia.

3. «Una escena se quedó grabada en mi mente desde entonces. No recuerdo siquiera el título, mucho menos el argumento, ni el nombre del actor: un hombre de mediana edad, alto, delgado, el rostro surcado de arrugas, vestido con camisa y pantalones de mezclilla, llega hasta la cocina, abre el refrigerador y le da un trago a una caja de leche, de manera directa, sin servirla en un vaso. Algo que por alguna razón me pareció sorprendente: el colmo mismo de la libertad. La atmósfera sombría, granulada, el mobiliario casi rayano en lo deprimente, la soledad absoluta. El hombre parecía preocupado, tal vez era un policía en busca de una pista o un criminal que huye de la policía. Para mí era una especie de héroe de la clase trabajadora. Como ya dije: no recuerdo el argumento; pero desde entonces quise ser aquel hombre: viril, estoico, autosuficiente, un poco jodido.»

4. Ceremonia indaga en los márgenes el verdadero sentido de la búsqueda. La oscilación entre el éxito y el fracaso, los malentendidos que la propia idea de éxito instaura en el ambiente, y las paradojas de la cultura oficial son tres ejes que sostienen la pieza—no los únicos, pero sí los más notables. Construir una ficción a partir de circunstancias (im)posibles le permite al autor recrear diálogos divertidos y escenas surreales (una conversación entre una niña y el emperador Moctezuma) que hacia el final se revierten y desembocan en una reflexión desde el hospital. Detalles sórdidos a continuación: «Haber vivido, amado, leído libros de Reader’s Digest, estudiado cuatro años en una universidad, trabajado años en la misma empresa como contador hasta jubilarse y terminar en el pabellón de emergencias, amarrado a una camilla por una enfermera zafia y cruel, pensaba, de eso se trataba la vida moderna.»

5. Al final del día, Ceremonia encuentra el modo de asirse a las manos del lector y anclarse un poco más al fondo, a la altura del pecho, sin ninguna dificultad. El tono y la estructura producen un monólogo austero, entretenido. Un What If? lleno de resonancias a la cultura hipster, a las estrategias que usamos para formar parte de un circuito artístico cada vez más efectista. Donde el éxito consiste en alinearse a los temas de moda y buscar ansiosamente las grandes editoriales para triunfar en letras mayúsculas. Nadie lo tiene fácil en un país que no lee, intoxicado de basura visual y redes sociales. Quienes reaccionan ante ello deciden hacer de la literatura un viaje personal, una forma de resistencia atravesada por el humor mientras el Hombre de la Caja de Leche bebe sin prisa, ajeno a cualquier propósito infame.  Decir lo tuyo, aislarte un poco, hallar tu propia voz. Al menos, intentarlo. Y reírte en el camino.  



Ceremonia
Daniel Espartaco Sánchez
Paraíso Perdido – Colección Taller del Amanuense, 2017